Sueños de Doñana |
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Quizás aquella mañana oí tu voz en las turbias aguas de las marismas, que si no pintaba tu coto, sería una frustración de dos: Tuya y mía. ¡En qué compromiso me pusiste si no conocía tu tierra! Te conozco a ti porque voy a verte cuando estás sola. Lo decidimos rápido, no hizo falta más largos. Se empezó la aventura y con ella tu encargo; nunca me había propuesto algo así Persona tan importante... Se comenzó y terminó la obra, nadie sabe ni adivina lo que ha costado la historia; al final mereció la pena... Rocío... ¿estás contenta?
Manuel M. Pacheco |